
Conocido cariñosamente como “Kotan” entre sus amigos y familiares, vivió una vida llena de pasión por la educación y el deporte, destacándose como un joven comprometido con su comunidad. A sus 23 años, era estudiante del cuarto semestre de la Licenciatura en Educación Primaria en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Además, su amor por el atletismo y la equitación lo llevaron a formar parte activa del Club Guadalupano Tixtla, donde sus amigos lo recordarán siempre con cariño y admiración.
Sin embargo, la vida de Yanqui dio un giro inesperado la noche del 7 de marzo de 2024, cuando se encontraba en Tixtla para asistir al baile conmemorativo del 98 aniversario de la escuela en la que estudiaba. Ese día, sin saberlo, se convertiría en el último momento en que compartiría con sus amigos. Durante la noche, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero, en circunstancias que aún se investigan, fueron responsables de su trágica muerte, así como de múltiples agresiones y abuso de poder en contra de dos estudiantes más que iban en el mismo vehículo.
Según las versiones de testigos, un intento de los jóvenes por huir ante una agresiva actuación policial provocó una serie de disparos en los que Yanqui fue alcanzado por una bala, causando su fallecimiento.
Es importante resaltar que la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa ha sido víctima de agresiones constantes. Desde 1988 hasta la fecha, diez estudiantes han sido asesinados, además de la desaparición forzada de 43 estudiantes. En todos estos hechos inaceptables, han estado involucrados agentes estatales.
Lamentablemente, poco después de los trágicos hechos que le arrebataron la vida, las autoridades estatales emitieron declaraciones desafortunadas en las que culpaban al estudiante fallecido y a sus compañeros agredidos de ser responsables de diversos delitos. Sin embargo, con el tiempo y el acompañamiento del Centro de Derechos de las víctimas de violencia Minerva Bello, se ha demostrado la inocencia de las víctimas, lo que evidencia una clara revictimización tanto para los jóvenes estudiantes como para sus familias.
Este acontecimiento no solo marcó un doloroso giro en la vida de sus seres queridos, sino que también afectó profundamente a la comunidad de Ayotzinapa y a todos quienes lo conocían. A pesar de la tragedia, el legado de Yanqui ha perdurado, convirtiéndose en un símbolo de resistencia, valentía y resiliencia. Su historia, aunque truncada, es testimonio del poder del espíritu humano para sobreponerse a las adversidades más dolorosas.
El Centro de Derechos de las víctimas de violencia Minerva Bello agradece a la familia Gómez Peralta la confianza por elegirnos para acompañarlos de manera integral en tan difícil e injusta situación.
Estamos seguras/os que, con su resiliencia y nuestro empeño, su memoria sigue viva el día de hoy como inspiración para aquellos que enfrentan desafíos y dificultades. Su ejemplo nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, el camino hacia la justicia está a nuestro alcance.
Yanqui Kothan Gómez Peralta, con su determinación y su amor por la vida, deja una huella imborrable que continuará inspirando a futuras generaciones a luchar por un mundo mejor y más justo.
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